El mundo se encuentra ante una crisis de salud que es mucho más que eso. Es una crisis que nos ha cambiado la vida por completo, en todos los sentidos: alejamiento social, teletrabajo, escuelas y colegios cerrados, convivencia masiva en casa, pérdida de empleos (o al menos reducción de jornadas), problemas económicos, incertidumbre ante el futuro, etc. Ha tocado todas las fibras de nuestro ser y nos hace sentir vulnerables y con miedo.
En relación específicamente con el ámbito laboral. ¿Cómo puede ayudar el área de gestión de talento a que el resto de la organización sobrelleve la crisis de la mejor manera posible?
La primera clave imprescindible es comunicación. Debe haber claridad absoluta hacia la gente respecto a lo que ocurre, las medidas que la empresa está tomando para enfrentar la crisis, las que tomará a futuro, así como las acciones concretas que implementará para apoyar a su personal.
Eso nos lleva a la segunda clave: responsabilidad social empresarial, que debe empezar por casa. Lo que una empresa hace por y con su gente en un momento de crisis habla del valor que le da a su personal y eso, sin duda, se traducirá a futuro en lealtad, o en su defecto, en lo inverso, según el manejo que se haya hecho. Es claro que la posibilidad de implementar medidas dirigidas a apoyar al personal pasa también por la capacidad económica de la empresa. Obviamente tendrá más posibilidades una empresa grande que una mediana y una pequeña. No obstante, hay un tema de valores de por medio que hace que algunas empresas grandes, aún con sus muchas posibilidades económicas para hacerlo, no prioricen esto, mientras que algunas empresas pequeñas, que están enfrentando con dureza las consecuencias económicas de la crisis, pueden acompañar a su gente de distintas maneras, aunque no logren hacerlo financieramente. Esas últimas, sin duda, cosecharán la mayor lealtad de su gente.
Una tercera clave es la escucha. Es innegable que todos tenemos miedo ante la incertidumbre, ante la posibilidad de enfermar y morir, ante las dificultades económicas presentes y futuras, ante la posibilidad de quedar sin empleo o, si ya ocurrió, ante la dificultad para sostenerse económicamente en el futuro y encontrar otro empleo o generar uno nuevo. Hay muchas razones para sentir miedo, y eso es legítimo. Necesitamos abrir espacios de escucha para que la gente pueda hablar de él; aunque no podamos resolver su situación específica, la escucha es por sí misma un mecanismo de apoyo invaluable que ayuda a la gente a alivianar su carga emocional y, con ello, a tener mejor posibilidad para pensar en soluciones por sí misma o junto a otros.
Muchas iniciativas colectivas están surgiendo en este momento para reinventar negocios o impulsar ideas individuales con el apoyo colectivo. Sin duda nada volverá a ser igual después de esta crisis, por lo que, quienes tenemos la responsabilidad de gestionar el talento humano de las organizaciones, tampoco podremos serlo. La realidad hoy nos plantea enormes desafíos. Quizá el mayor de todos sea cambiarnos a nosotros mismos y, con ello, poder ayudar también a los demás.
Marlen Montero Solís, Directora Talento Corporativo, julio 2020.