La actualidad se nos presenta llena de desafíos inéditos tras la crisis generada en 2020, que dejó muchas secuelas que nos obligan a modificar las estrategias de trabajo desde el área de gestión del talento. Me referiré a tres desafíos en particular, aunque son muchos más: 1) Gestionar el teletrabajo; 2) Replantear los estilos de liderazgo; y 3) Facultar al personal con nuevas habilidades.
Gestionar el teletrabajo.
El teletrabajo apareció masivamente como una medida urgente debido al aislamiento requerido por la situación de salud, y la mayoría de organizaciones no estaban preparadas para gestionarlo; simplemente les tocó hacerlo. Ahora se vuelve ineludible gestionarlo adecuadamente como algo que probablemente llegó para quedarse en buena parte de las organizaciones y puestos. Entre otras cosas, debe replantearse la manera de mantener el espíritu de equipo a distancia, la identidad laboral, la conexión con la empresa, el logro de los resultados, el apego a la estrategia, el sostenimiento de la cultura organizacional. Además, hay presentes aspectos legales, de salud (Ej: aspectos de ergonomía; cobertura de póliza de riesgos, etc.) y logísticos (Ej: equipo de cómputo ¿de quién y en qué condiciones?). Son muchos temas complejos que se deben clarificar, resolver y gestionar. Algunos de ellos son operacionales; otros tocan el mundo emocional y subjetivo, lo que hace que su abordaje requiera un tratamiento cuidadoso e intencionado.
Replantear los estilos de liderazgo
Tener a la gente físicamente al lado hacía que para muchas jefaturas la gestión de su personal y la supervisión del trabajo fuera relativamente sencilla. Las nuevas condiciones han planteado el desafío de orientarse al logro de resultados, de alejarse del micromanagement, de pasar de la cultura del control hacia una de logro de objetivos, de la cultura de la desconfianza a la confianza, del poder personal (yo soy el jefe) al poder colectivo; la necesidad de revisar las competencias de delegación, así como revisar si se cuenta con el personal idóneo para cada puesto, etc. Nada de eso es sencillo, ni ocurre por arte de magia; se requiere replantear los estilos de liderazgo tradicionales y acompañar procesos de desarrollo de competencias para los líderes, que les permitan enfrentar los nuevos requerimientos de la mejor manera.
Dotar al personal de nuevas habilidades
El mundo de la virtualidad, los desafíos tecnológicos, el trabajo a distancia, la constante incertidumbre, la obligación de lograr resultados con poca supervisión, entre otros aspectos presentes con mayor fuerza a partir de la situación generada en 2020, plantean la necesidad urgente de contar con nuevas habilidades para enfrentar los desafíos. Entre ellas la adaptabilidad y flexibilidad, la autonomía, la creatividad, la tolerancia a la frustración, entre otras, además de las habilidades específicas para moverse en un mundo virtual que, para algunas personas, especialmente las de mayor edad, representa un enorme desafío en sí mismo. Se hace necesario promover, desde el área de gestión de talento, procesos de desarrollo de competencias que funcionen como upskilling para los nuevos tiempos. Hacerlo requiere, además, considerar las particularidades de las distintas generaciones presentes en la organización.
Marlen Montero Solís, Directora Talento Corporativo. (2021).
