Hay una frase que me gusta mucho: “Lo que no se dice, se actúa”. Desconozco quién la escribió, pero me parece muy acertada y la utilizo con frecuencia para ilustrar lo que pasa en los problemas de comunicación y en los vínculos humanos.
De igual modo, cuando se trata de las emociones, aquellas que no gestionamos de forma adecuada, tendrán su propia manera de ponerse en evidencia, ya sea a través de actuaciones, o incluso de enfermedades psicosomáticas.
Es cada vez más claro que la gestión emocional es un aspecto esencial en nuestra vida, sin la cual seremos controlados por las emociones, en vez de ser nosotros quienes las controlemos a ellas.
Importante hacer notar que “controlar” no significa no sentir; todo lo contrario: es aceptar que sentimos todo el tiempo, ya que somos seres emocionales por excelencia. Aceptando ese hecho y poniéndonos en contacto con nuestras emociones para reconocerlas, es como estaremos en control para actuar adecuadamente, en vez de ser actuados por ellas.
En los procesos de coaching individuales y grupales que realizo es muy frecuente encontrar la raíz de muchos conflictos en una mala gestión emocional. El mundo del trabajo, tanto como el ámbito personal, requiere cada vez más de personas capaces de sentir y gestionar lo que sienten. Cultivar nuestra inteligencia emocional es un elemento fundamental para la vida en sociedad, cualquiera que sea el lugar donde nos encontremos.
Marlen Montero Solís, Directora Talento Corporativo, setiembre 2022.